La cocina de Menorca ha sabido extraer todo el sabor y las posibilidades culinarias de legumbres, verduras y frutas, sin olvidarnos del queso o de la caldereta de langosta.
Dentro de los manjares de Menorca, destacan las sabrosas cocas de albaricoque, la arengada, los tomates, las cerezas... O los platos emblemáticos como la caldereta de langosta. También destaca el gin, una ginebra aromática y penetrante como un perfume.
Entre los platos de pescado y marisco, merecen especial atención los pasteles fríos o púdings (de procedencia británica), la caldereta, el perol de sepia al horno, los calamares rellenos con patata y boniato, y el pescado al horno a la menorquina. Y es que se pueden degustar de muchas maneras: a la brasa, al horno con patatas y tomates, salteados con ajos, a la plancha, fritos...
Los arroces se presentan con tomate, pulpo, bacalao, conejo o setas. Y entre las verduras, además de los espárragos o la sopa, destacan los pimientos rojos rellenos, las calabazas rellenas a la menorquina, y las habas ahumadas.
El bovino puede degustarse estofado o al horno, mientras que el cordero se cocina con patatas, ajos, cebollas, tomate y perejil. Las trenzas de cordero y el frito a la menorquina son otras de las especialidades que se elaboran con carne ovina.
Las aves aportan más variedad a los platos autóctonos, como son el pollo con patatas, con salsa de almendras o pimientos. Entre la caza destaca la perdiz con col, las perdices estofadas y el conejo con cebolla, a la vinagreta o al horno.
De tradición artesana es también el queso mahonés, con denominación de origen, uno de los mejor valorados de Europa. Este producto, que los mercaderes italianos del siglo XV dieron a conocer al resto del continente, se elabora todavía hoy en día al más puro estilo tradicional. Según el grado de maduración, el queso podrá ser tierno, semiduro, duro o maduro.